Las claves del éxito de un vídeo viral.

!Quiero un vídeo viral!

Cada día son más los clientes que nos demandan ¡casi exigen! que hagamos “vídeos virales”; (como si esto simplemente fuera el resultado de aplicar una especie de técnica de estudio y poco más). Lo cierto, es que un vídeo viral, con excepciones, no se hace, en todo caso se convierte. Y aquí está la clave.

Del mismo modo que el origen de la palabra viral, proviene de latin virus, en referencia a venenos y a otras sustancias nocivas. Y este concepto de viralidad está ligado a la propagación maligna (mu mala malísima), de agentes infectantes. Casi podemos decir que tenemos la misma probabilidad de hacer un vídeo viral, que la que tiene un gen por mutación que acaba convirtiéndose en epidemia. (La única diferencia es que algunos vídeos virales pueden resultar inclusos más nocivos si sólo buscamos por encima de todas las cosas que se multiplique a toda costa).

De modo que queremos vídeos que se contagien, que se compartan. (Si tienes un vídeo molón en tu teléfono eres portador del virus); en cualquier momento lo puedes subir a tu face, o twitter (ojo, en el fondo eres un agente patógeno 🙂

Un clásico inolvidable de la promoción viral, con algo más de 3 millones de reproducciones del enlace original (hablamos de vídeos virales como promoción empresarial) fue el caso de La lucha por el salmón, de John West donde trataban de explicarnos como se lo montaban en la empresa para traernos los mejores salmones a guantazo limpio con los bichos. !29 segundos para exprimir!

Del mismo modo que el origen de la palabra viral, proviene de latin virus, en referencia a venenos y a otras sustancias nocivas. Y este concepto de viralidad está ligado a la propagación maligna (mu mala malísima), de agentes infectantes. Casi podemos decir que tenemos la misma probabilidad de hacer un vídeo viral, que la que tiene un gen por mutación que acaba convirtiéndose en epidemia. (La única diferencia es que algunos vídeos virales pueden resultar inclusos más nocivos si sólo buscamos por encima de todas las cosas que se multiplique a toda costa).

De modo que queremos vídeos que se contagien, que se compartan. (Si tienes un vídeo molón en tu teléfono eres portador del virus); en cualquier momento lo puedes subir a tu face, o twitter (ojo, en el fondo eres un agente patógeno 🙂

Un clásico inolvidable de la promoción viral, con algo más de 3 millones de reproducciones del enlace original (hablamos de vídeos virales como promoción empresarial) fue el caso de La lucha por el salmón, de John West donde trataban de explicarnos como se lo montaban en la empresa para traernos los mejores salmones a guantazo limpio con los bichos. !29 segundos para exprimir!

Retorno de atención

Pero os decía, que el éxito real de un vídeo viral no se mide en número de reproducciones, sino en el retorno de atención, como apuntaba Alex Orlowski, realizador de la agencia italiana Youlovehome. Es decir que lo que marca o no el éxito de un vídeo viral es el compromiso, y el número de conversaciones que se generan en torno a él, lo que se conoce con los términos de: engagement and buzz.

Las claves

De modo que si te tomas en serio esto de tratar de hacer un vídeo que tenga como objetivo exprimir las redes para que por si mismo sea un auténtico éxito toma nota de estas claves:

  • La brevedad: En los primeros 3 segundos el espectador toma la decisión de seguir adelane o no. A los 15″, si no lo entendemos, no seguimos. Y a los 30″ ya empezamos a tener claro si queremos o no compartirlo

  • El humor /la simpatía: Ingrediente mágico, De la misma manera que con los amigos nos gusta arrancar una sonrisa con algún comentario ingenioso, el «viralismo cachondón» es una prolongación digital de nuestros instintos en la búsqueda de la aceptación y la llamada de atención (toma ya).

  • La sencillez: las cosas complicadas no funcionan. (El que tenga pareja lo entenderá perfectamente).

  • El factor cercano: que en el fondo tiene mucho que ver con la democratización de Internet, donde es el usuario quien crea tendencias, acepta o rechaza, y vemos como las grandes marcas si quieren estar, deben ellas adaptarse. Es un producto de la comunidad para la comunidad.

  • La veracidad: y esto es fruto, en buena medida, de nuestra «profesionalización como particulares de la red, es decir, de nuestra experiencia». Al principio nos las colaban todas… ya es algo más difícil, y si sospechamos no es real y tratan de hacerlo pasar como veraz, nuestra tendencia es al rechazo de inmediato.

  • El factor sorpresa: a veces un simple detalle. Pero un guiño incluso descontextualizado o desconcertante es un buen ingrediente.

  • Y claro, por encima de los encimares mundiales… hay que tocar el gen mutador… y convertirlo en algo diferente, es decir: LA ORIGINALIDAD. Pero ojo…, que ya lo decía un tal Alain: «ser original es un mérito, quererlo ser, un defecto«

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